El título ya lo dice todo, de hecho, me sobra. Ante mí tengo una imagen que representa un claro ejemplo de transmisión visual. El mensaje es claro, directo y la fotografía está bien resuelta.
Si os fijáis, todo es par en esta fotografía: dos tercios, dos rocas, dos aves (Larus michaelis), dos azules, dos contrastes… La temperatura de color me lleva a estar más tiempo de lo previsto delante de esta toma, me relajo… Mi vista se dirige al punto clave, la vida, el par de gaviotas, y allí empieza un camino aparente, donde se pone en juego el buen hacer del fotógrafo en cuanto a composición al guiarnos con la regla de la dirección por el resto de la imagen.
Dicen que las reglas de la composición están para romperlas. Me permito, con esta bonita obra, contradecir esta afirmación y reflexionar aquí que con el uso de las reglas de composición en fotografía de naturaleza —de los tercios, de la dirección del horizonte…— perfeccionamos aún más nuestra técnica y comunicamos más y mejor con el espectador.
Gallen Rowell decía en uno de sus libros, hablando de la fotografía de naturaleza, que su primer pensamiento era la luz. Yo voy más lejos y pongo este pensamiento, la luz, como objetivo primero para atraer al observador. En esta foto, la luz suave y tamizada le da a esta fotografía un “no sé qué más…” que la hace especial.
Solo a afectos de visibilidad, le diría a Hugo que la firma o marca de agua, al estar tan pegada a los extremos, molesta incluso a la propia visión de la obra. Bastaría separarla unos cuantos píxeles de la parte de arriba y de la derecha y la visíon de la imagen cambia bastante.
En definitiva: ¡buena imagen, sí señor!
Antoni Cladera, fotógrafo de naturaleza y photopiller
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