Fernando Puche (Madrid, 1966) es un experimentado fotógrafo que ha dedicado los últimos años a analizar el papel de la fotografía de naturaleza dentro del ámbito artístico y de la propia sociedad. Desde el año 2000 expone, tanto individual como colectivamente, a lo largo y ancho de la geografía española. Igualmente, ha participado en varias muestras en países como Rusia, Argentina o Estados Unidos.
Después de la etapa en la que nos interesábamos exclusivamente en fotolibros, esta fue una de las primeras obras ilustradas con pocas fotografías que leímos. El paisaje interior: Reflexiones de un fotógrafo de naturaleza nos hizo valorar la importancia de conocer la vida y la obra de nuestros fotógrafos referentes. Además, como todos los libros de Fernando, cuenta con una magnífica redacción que lo hace muy ameno, a pesar de tratar temas que no son muy habituales en los principales círculos de la fotografía de naturaleza, y que pueden resultar chocantes si solo nos interesa la técnica y la estética en la fotografía.
Como hemos dicho, este libro cuenta con muy pocas fotografías pero muy interesantes, siempre con el estilo personal de Fernando, todas ellas en blanco y negro y realizadas en formato analógico.
A lo largo del libro se van sucediendo los temas en torno al crecimiento del fotógrafo, mezclados con alguna reflexión sobre la fotografía basada en los estereotipos y el bombardeo de imágenes al que somos sometidos a través de diversos medios. Poder leer cosas sobre el proceso creativo, intentar plasmar nuestro mundo interior en las fotografías que hacemos o generar preguntas más que contestar cuestiones, fue algo muy enriquecedor en nuestro camino en el mundo de la fotografía.
También contiene muchas citas, de fotógrafos clásicos y no tan clásicos, que deberíamos tener siempre a mano. Una de esas citas es esta de Galen Rowell: «Producimos nuestras mejores fotografías cuando las sentimos rebosar por cada poro de nuestro cuerpo». Además, también podremos encontrar reflexiones de autores de distintas disciplinas artísticas, que ayudan a enriquecer el discurso. En el libro se citan algunos fotógrafos que nos parece importante conocer, tanto su vida y sus reflexiones como su obra, como Galen Rowell, Steve Mulligan, Edward Weston o Ernst Haas.
No solo nos podemos encontrar citas interesantes de otros fotógrafos, sino que el propio autor nos deja frases como la que podemos leer en la contraportada del libro: «Todo paisaje fotografiado tiene su correspondiente paisaje interior que lo precede y lo genera. Ambos no tienen por qué ser idénticos, simplemente disponen de elementos comunes que los unen tanto en lo real como en lo imaginario», o incluso unos versos preciosos de T.S. Eliot:
No dejaremos de explorar
y el final de nuestra exploración
será llegar al lugar del que partimos
y conocerlo por primera vez.
La primera vez que lo leímos, no supimos apreciar algunos conceptos pero, un tiempo después, cuando avanzamos más como fotógrafos y lo releímos, supimos valorar y entender mejor los temas que en él se tratan, como la idea de saber encontrar lo bello en lo cotidiano, lo nuevo en lo cercano y lo extraordinario en lo sencillo; o el conectar el tao (filosofía oriental) con la fotografía, como hizo Fernando a través de la lectura de The tao of photography de Philippe L. Gross, que seguramente después haya ampliado con otros libros y otras fuentes.
Otros temas importantes que podemos encontrar en esta obra son el hecho de intentar conectar a la persona con lo que fotografía, sentir lo que se observa, hacer menos fotografías e incluso tener períodos de inactividad para mirar al mundo con otros ojos o utilizar el azar a nuestro favor, tener en cuenta que el punto de vista del fotógrafo es más importante que la cámara, la sensación de libertad que tenemos al fotografiar en la naturaleza, o cuestionarse por qué otras disciplinas se consideran arte y la fotografía de naturaleza un mero documento de la realidad.
Para cualquier fotógrafo, ya sea de naturaleza o de cualquier otra disciplina, que quiera llevar su fotografía a otro nivel, nos parece muy recomendable leer tanto este como cualquiera de los otros ensayos escritos por Fernando Puche.