El Comité Reveladas AEFONA ha iniciado una nueva actividad: Revelando Reveladas, cuyo objetivo es visibilizar a nuestras compañeras fotógrafas de naturaleza y mostrar su trabajo.
Nuestra primera entrevistada fue Isabel Díez, fotógrafa y bióloga marina, cuya mirada personal y artística plasma de forma especial en su nuevo libro Entre mareas.
A continuación, os dejamos algunas de las muchas y variadas preguntas que le hicimos en la entrevista del pasado 23 de abril.
Estas preguntas son tan solo una muestra. Pásate por nuestro canal de YouTube para disfrutar de la entrevista completa.
¿Qué significa para ti ser fotógrafa?
Es una palabra muy amplia. Por ejemplo, una persona que hace fotos y vive de ello es un fotógrafo; o alguien que tiene mucho control y mucho conocimiento de la técnica y es capaz de hacer una buena toma pues también es fotógrafo (…). Yo no me he sentido fotógrafa hasta hace bien poco, porque me cuesta ponerme etiquetas de cualquier cosa, (…). Un fotógrafo también podría ser, y ahí sí me identifico (…), alguien que no se expresa con un medio mejor que con la fotografía, es decir, yo por ejemplo, que he pintado desde niña, no he conseguido transmitir lo que llevo dentro, yo no me he visto reflejada en mis pinturas; sin embargo, siento que las fotografías me cuentan lo que yo quiero que me cuenten, siento unas emociones que persigo, busco, y ellas me lo ofrecen (…). Sí, he encontrado en la fotografía una vía de expresión…
¿Por qué fotografías, qué quieres transmitir con tus fotos?
(…) Mi trabajo tiene intención y la intención, en mi caso, no es coleccionar la belleza, aunque la belleza es muy importante en mi vida. Bueno, hay dos cosas importantes en mi vida, dos cosas que me tienen trastornada, y una es la belleza, pero no la belleza como un estereotipo, no unos cánones de belleza establecidos: puede ser la belleza del corazón de una persona, la belleza de unas palabras, la belleza de la música, la belleza de una imagen, la belleza de una persona mayor, o sea, no la belleza entendida como unas normas concretas, unos cánones (…); en mi fotografía, si busco ese tipo de belleza, es una belleza que me genera bienestar y la belleza está muy unida a la bondad, son conceptos que se rozan: la bondad de una persona nos hace verla bella; la belleza y la bondad van de la mano, y yo creo que por eso las imágenes estas me generan tanto bienestar. Entonces, por un lado busco emociones positivas con mis fotografías y, por otro lado, con otras siento un dinamismo, una fuerza, siento texturas, siento vitalidad, me hacen sentir cosas, son emociones.
La mayoría de mi trabajo trata de recoger emociones, pero puntualmente hago trabajos en los que hay detrás una idea implícita, o sea, voy más allá de la emoción y lo que tengo es una idea que quiero transmitir.
Por ejemplo, tengo una colección de fotos, de unas hojas, que se engloba dentro de otro trabajo más amplio, y aquí, además de recoger la belleza (porque, para mí, estas imágenes tienen mucha belleza), estas imágenes son unas hojas que están infectadas con hongos (…), y lo que hay detrás de ellas es que la belleza nos acompaña hasta la muerte.
Hablo del ser humano; en el proceso de decadencia, de envejecimiento, de enfermedad, la belleza sigue estando en el ser humano. Estas no son hojas tersas, no son hojas brillantes como cuando empezaron a crecer, pero a mí, estas fotos me parecen preciosas, supercromáticas; sin embargo, detrás de ello lo que está es el declive.
Yo no suelo trabajar con mensajes, trabajo mucho más con emociones.
En varias ocasiones has comentado que la fotografía es un ejercicio de soledad, ¿crees que dentro del proceso de un proyecto personal es absolutamente necesario buscar esa soledad cuando sales a fotografiar?
Creo que eso dependerá de la persona (…), pero creo que el proceso troncal, para la mayoría, tiene que ser en soledad. Yo, desde luego, lo necesito (…). Depende también de lo introvertida que sea la persona; yo soy muy parlanchina y no me veo, no aguantaría el proyecto. Cada persona es un mundo, a mí no me cuesta mostrar (…), pero un proyecto creo que lo mejor es guardarlo todo (…). Lo bonito de un trabajo es que sorprenda y, claro, si el trabajo lo vas mostrando por el camino —hablo de mostrarlo públicamente, no que a tu gente cercana o con la que tienes confianza le vayas mostrando las cosas incluso desde el principio—, (…) pues cuando lo vas a presentar, ya está totalmente deslavado, porque ya lo has mostrado; por tanto, pierde su fuerza simplemente porque ha sido visto (…).
¿Crees que la creatividad, como capacidad para generar nuevas ideas, es algo innato o se puede desarrollar?
Por supuesto que es innato, porque es una cualidad, una característica del ser humano; por eso hemos llegado a donde hemos llegado, por nuestra capacidad de crear, y todo el mundo la tiene, pero la tiene si la trabaja; es un potencial que todos tenemos, pero se tiene que nutrir de algo; si una persona tiene muchas experiencias, va alimentando esa creatividad (…), para crear es importante nutrirse de distintas fuentes, la creatividad no viene solamente de la fotografía, incluso cocinando puedes ver una composición que se queda grabada y luego la puedes ver en unas dunas, por ejemplo. Si la experiencia que tienes, si la emoción es fuerte, se retiene más. Yo creo que es importante tener muchas experiencias.
Tus dos libros, Al filo de las mareas y Entre mareas, hacen una referencia muy particular al mar, ¿qué significado tiene el mar en tu trabajo?
No solamente al mar, sino a las mareas. Mi vida está pendiente de las mareas. Yo soy una marea. El año comienza con la tabla de mareas. Trabajo en investigación y trabajo con algas marinas; no hay muchas mareas vivas al año y, por mi trabajo, cuando hay mareas vivas, nadie del equipo puede tomar vacaciones, todas las mareas las tengo comprometidas. Para mí las mareas vivas han sido muy importantes en mi vida en muchos aspectos. Este proyecto, una parte de él, está dedicado a las algas con especial amor, porque las adoro; es uno de los capítulos del libro, es un capítulo dedicado al color, son todo fotos pictóricas.
En Al filo de las mareas hay un porcentaje muy alto de paisaje, pero también detalles y abstracciones. Y Entre mareas no tiene paisajes, tiene cinco capítulos y cada capítulo está dedicado a una temática: primero, al agua; segundo, rocas; tercero, arena; cuarto, a las algas; y quinto, a los animales que viven entre las algas.
¿Cuál ha sido el proceso que te llevó a decidir embarcarte en este nuevo proyecto?
En el nuevo libro era por mostrar con lo que yo me identificaba más. El libro estaba ya prácticamente acabado en el 2019 y luego entramos en el 2020. Además del año fatídico por la covid, cuando todo se paralizó, yo también estuve con una enfermedad. Tenía en la cabeza que el libro ya estaba hecho, pero, curiosamente, antes de acabar el libro he ido al mar y todavía he hecho fotos que van en el libro; no es fácil decidir cuándo se acaba un proyecto.
¿Cómo has vivido personalmente el confinamiento durante el año 2020 y qué cambios ha supuesto para ti esta experiencia?
Es difícil de evaluar, porque antes de comenzar esto estuve con una enfermedad muy grave y, claro, fue una experiencia en sí misma el proceso de la enfermedad, el tratamiento (…), no es fácil.
Cuando las situaciones son más suaves, uno tiende a flojear más; cuando lo que tienes es muy fuerte, te sale una fuerza que no sabes que tienes, es la defensa que tiene el ser humano, venimos con un programa, “el de querer seguir viviendo”. Entonces, para protegernos, cuando tienes una cosa muy gorda, te programas el cerebro de otra manera; entonces para mí lo importante era cada día.
Fue un año muy intenso (…), y ahora, es curioso que en su momento el tema de la covid lo llevaba muy bien, ahora, la verdad es que estar confinada en un pueblo sin naturaleza cerca me ha llevado a una situación muy complicada.
Necesito la naturaleza para cargarme mentalmente, alejarme de la naturaleza para mí es muy duro.
Muchas personas dicen que la fotografía es terapéutica y, en ocasiones, alivian pesares o problemas a través de ella. Para ti, en malos momentos de tu vida, ¿la fotografía te ha servido como vía de escape o no has sido capaz de fotografiar?
Yo creo que en la vida hay dos componentes básicos entre los que las personas se mueven, que son el sufrimiento y la belleza. Para combatir el sufrimiento o la maldad, hay artistas, fotógrafos y pintores que lo que hacen es enfrentarse a ella retratándola, pintándola, y así de esa forma se liberan al exponerse ellos a ese sufrimiento. Pero hay otras personas (entre las cuales me incluyo) para las que el sufrimiento hace un daño inmenso por dentro; entonces, yo he cogido el camino contrario, el de recrear mundos y retratar la belleza en la que yo me cobijo, es decir, elijo arroparme con la bondad de la belleza para escaparme del sufrimiento. Y estoy convencida de que es lo que les ha pasado a muchos fotógrafos de naturaleza.
Sí tú necesitas la naturaleza y la has echado en falta en el confinamiento, es porque utilizas la belleza y la bondad de la naturaleza para protegerte de todo sufrimiento que tendrás en tu vida. Si uno se protege así y te quitan eso, ¿cómo puede uno enfrentarse al sufrimiento?
¿Hacia dónde crees que camina la fotografía?
Las cosas que son superficiales nacen y mueren, desaparecen. Y las que tienen profundidad perduran (…).
Esta explosión de fotos no creo que sea para siempre. A largo plazo, va a seguir fotografiando la gente que lo necesite (…). Mucha gente que está haciendo fotografía, pero no de una manera profunda, va a dejar de hacerlo, y los que no puedan evitarlo seguirán fotografiando (…). Esto nos va a llevar a un tipo de fotografía diferente. Hoy hay unas fotografías muy parecidas. Cuando uno fotografía porque lo necesita, porque tiene algo dentro que sacar, es muy raro que haga fotos como unas cien más (…), y como lo que llevamos dentro cada uno es diferente, a largo plazo quizá ya no veremos tantas fotos tan iguales.
Hoy es el Día del Libro, ¿qué libros de mujeres fotógrafas están en la estantería de tu casa?
(…) Esta mujer, Georgia O´Keefe es pintora; han publicado un libro, junto a Ansel Adams, que os recomiendo: Natural Affinities, que recoge el trabajo de ambos cuando estuvieron en Nuevo México. Georgia pinta con formas sensuales y los colores son sutiles pero muy expresivos. ¡Me encanta!
Otra pareja: Nuria Murillo y Mercedes Higuero. Su libro, Como dos gotas de poesía, recoge una fusión de miradas, muestra la misma expresión artificial vista en la naturaleza.
También hay libros de Francesca Woodman, Cristina García Rodero, Annie Leibovitz, Sandra Bartocha…, entre muchas otras (…).