En la mochila, además de las cámaras llevamos muchos dispositivos electrónicos que nos ayudan en nuestras sesiones fotográficas y, en ocasiones, no somos conscientes de la gran cantidad de pilas o baterías que necesitamos a lo largo del año. Por poner un ejemplo, una sola unidad de flash necesita un mínimo de cuatro pilas AA; un mando disparador y un receptor inalámbrico, de media cuatro pilas AAA, y existen muchos más dispositivos con necesidad de alimentación.
En este artículo, queremos resaltar el impacto que puede tener para el medioambiente el uso que hagamos de las pilas y su posterior reciclaje, además de resumir los tipos de baterías que hay en el mercado y sus propiedades, para ayudarte a la hora de escoger este material.
Antes de entrar en materia, necesitamos aclarar un concepto: las pilas no son recargables, por su proceso químico interno, y las baterías sí lo son; por eso, aunque coloquialmente hablamos de pilas, a secas, y pilas recargables, realmente de lo que se está hablando es de pilas y baterías. Si sueles comprar en comercios on-line, tienes que estar atento, ya que algunas veces se traduce del inglés, erróneamente, battery como ‘pila’ (en inglés se usa la misma palabra para pila y batería); sin embargo, en castellano disponemos del término pila, para dispositivos de una sola celda de energía, y batería, para dispositivos de dos o más celdas de energía. No obstante, en jerga general se utiliza el término pila recargable.
Aquí vamos a centrarnos en las baterías, ya que siempre que exista una batería equivalente para la pila recomendada por el fabricante del dispositivo, deberíamos optar por esa opción con el fin de generar menor cantidad de residuos y menor demanda de recursos.
En la fabricación de las baterías, hay diversas tecnologías dependiendo de su composición:
- Baterías de NiCd (níquel-cadmio): Cada vez están más en desuso. Aunque admiten mayor número de ciclos de carga, tienen como desventaja un mayor efecto memoria1 y que el cadmio es un elemento caro y altamente contaminante; esta es la razón de que se hayan ido dejando de usar a favor de las baterías NiMH.
- Baterías NiMH (níquel-metal hidruro): Como ventajas podemos destacar que tienen menor efecto memoria, o incluso casi inexistente según algún fabricante, y mayor densidad energética que las anteriores. Como desventaja, que tienen una tasa de autodescarga del 30 % mensual, frente al 20 % de las NiCd, y mayor tiempo de carga debido a su resistencia interna.
Por ejemplo, si van a alimentar un dispositivo que se usa poco, como un mando a distancia, son más aptas las NiCd, por su menor autodescarga; sin embargo, las NiMH han evolucionado y existe en el mercado la variante de baja autodescarga (low self-discharge, LSD). Las baterías LSD-NiMH presentan una tasa de autodescarga mucho menor, lo que permite almacenarlas durante largos periodos de tiempo sin dañar la batería por desuso, y estarán disponibles de forma inmediata cuando se requieran.
Como hemos comentado anteriormente, el hecho de tener una mayor resistencia hace que se calienten más cuando se cargan, y por eso es importante a la hora de escoger el cargador que este detecte cuándo está la carga completa y deje de suministrar tensión, para evitar el sobrecalentamiento, que afecta bastante a estas baterías.
- Baterías Li-Ion (iones de litio): Son de desarrollo más reciente y aunque su uso es popular entre dispositivos electrónicos, como nuestras cámaras o móviles, también existen en formatos más tradicionales. Como ventajas destacamos que apenas sufren el efecto memoria, que pueden cargarse sin necesidad de estar descargadas completamente (sin que esto suponga una reducción de su vida útil) y que disponen de alta capacidad. Como desventajas, que tendrían menor capacidad de trabajo a bajas temperaturas y degradación a altas temperaturas (pueden llegar a explotar), que no admiten descargas completas y sufren mucho cuando estas suceden. Es por esto por lo que ellas mismas, o bien el dispositivo donde van instaladas, llevan medidas de protección para que no se puedan usar por debajo de una carga mínima. Se recomienda almacenarlas con al menos un porcentaje de carga del 40 %, aunque esta medida es aplicable a todos los tipos de baterías.
A simple vista, puede parecer que estas serían las más recomendables, en el caso de existir en el formato necesario, pero hemos de tener en cuenta que, por su construcción, son más caras y que también su voltaje es mayor, por lo que necesitaremos un cargador específico.
Como último elemento, aunque no es una batería, sino un dispositivo de carga que encontramos cada vez en más mochilas, tenemos los power banks (en castellano, ‘baterías externas o portátiles’).
Un power bank básicamente consiste en una batería de litio controlada por un microchip; detecta el dispositivo conectado y le suministra la corriente necesaria que admite dicho dispositivo. Dispone de circuitos de protección contra sobreintensidad y cortocircuitos, así que no tendremos que preocuparnos por si el dispositivo sufrirá daños. No obstante, se recomienda utilizar modelos certificados por el organismo de control pertinente.
El power bank cuenta como mínimo con un puerto de entrada micro-USB, que se utiliza para su recarga. Algunos incluso cuentan, para recargarlos, con placas solares integradas.
También poseen una o más salidas USB para alimentar los dispositivos móviles que deseemos recargar; si disponen de varias, nos permitirán la recarga simultánea de varios dispositivos, o incluso de un Qi para recarga inalámbrica.
Como veis, son muchas las alternativas que nos brinda el mercado. Pero podemos decir que, para ser sostenibles y coherentes a la hora de alimentar los flashes, linternas y todos los dispositivos que llevamos en la mochila, deberíamos usar baterías en vez de pilas, pero prestemos atención a su composición, características técnicas, como la tensión, y forma de uso, para determinar cuál es la opción más conveniente. Incluso una vez determinado el tipo de batería que necesitamos, otros parámetros, como el número de cargas, pueden ser decisivos para descantarnos por unas u otras.
Para evitar llevar muchos tipos de baterías en la mochila, es muy interesante, cuando adquirimos un producto, tener en cuenta el tipo de pila o batería que necesita. También existen en el mercado adaptadores para que una pila AA se pueda usar como pila C o pila D, dependiendo del adaptador que se escoja; incluso hay para adaptar 3 pilas AAA en formato 18650.
Otros aspectos para tener en cuenta son los siguientes: no dejarlas en los dispositivos mientras no se utilicen, conocer su composición para determinar cuándo cargarlas, disponer del cargador adecuado e inteligente y almacenarlas en lugar seco y a temperatura aproximada de 15-20 °C para evitar su descarga completa (en el caso de las Li-Ion, si es posible con una carga mínima del 40 %). Todo ello hará que se deterioren menos y tengan una vida útil más larga.
Otro elemento fundamental relacionado con las baterías es el cargador donde vamos a cargarlas. Hay que tener en cuenta estos factores: número de canales, posibilidad de cargar diferentes tamaños de pila a la vez, diferentes intensidades de carga por canal, posibilidad de recuperar baterías mediante ciclos de carga y descarga completa o sistemas de despertar o inyectar tensión para los sistemas de Li-ion. Son cosas que considerar cuando vamos a comprar un equipo y que, además, nos van a ayudar a que nuestras baterías nos den mejor servicio y duren más.
Por último, y no menos importante, recuerda que cuando la batería llegue al final de su vida útil, debes echarla en un contenedor específico para pilas y baterías o llevarla a un punto de recogida para su correcto reciclaje. Esto es importantísimo porque están fabricadas con compuestos no reciclables, como metales, que han de ser recuperados en plantas especiales, para evitar así la contaminación de acuíferos o del entorno en general.
Para hacernos una idea, se estima que una pila botón de mercurio, como las que usamos en relojes o audífonos, puede llegar a contaminar unos 6.000 litros de agua y una pila alcalina, unos 167 000 litros.
Solo hay que recordar que al reciclar estaríamos aportando nuestro granito de arena a la economía circular, permitiendo que estos materiales vuelvan a formar parte de otra pila o batería y no sea necesario producir más metales, lo que supone un ahorro de emisiones CO₂.
Resumiendo:
- Siempre que puedas, considera usar baterías en lugar de pilas.
- Considera el tipo de pilas de tus dispositivos e intenta que sean de un mismo tamaño.
- Considera la compra de un cargador electrónico que pueda recuperar tus baterías.
- Almacénalas adecuadamente de acuerdo con el uso que les vayas a dar.
- No olvides reciclarlas al final de su vida útil.
Esperamos que este artículo te haya servido para conocer un poco más el mundo de las baterías y que te ayude a la hora de seleccionarlas.
1 El efecto memoria causa que se reduzca la capacidad de las baterías por malas praxis a la hora de cargarlas, por ejemplo, al sacarlas del cargador antes de la carga completa o al ponerlas a cargar antes de que se descarguen. Existen en el mercado cargadores que, para evitar esto, hacen ciclos de descarga y carga completos con el fin de recuperar algo la capacidad de las baterías y evitar este fenómeno.
Comite de Sostenibilidad.