En los últimos tiempos están proliferando concursos de fotografía a nivel de administraciones locales, comarcales, diarios e incluso revistas y editoriales que lo que buscan descaradamente es la obtención de un banco de imágenes a muy bajo coste para luego poder utilizarlo en su beneficio propio, ya sea directamente o incluso cediéndolas a terceros, obteniendo un beneficio económico por ello. Beneficio monetario que no percibe el autor de las fotografías que es quien ha dedicado su tiempo y su esfuerzo económico (desplazamiento, dietas, equipo…) a este menester.
Que los premios sean de cuantías muy bajas, o incluso no en metálico sino en forma de equipo, descuentos o bien estancias de fines de semana o algún otro similar no es el problema en absoluto. Cada uno es libre de considerar si el premio es suficiente o no para él o ella. De hecho, muchos nos contentamos tan solo con poder llegar a ser finalistas o tener algún reconocimiento por nuestra obra más allá del propio premio en sí.
El problema viene cuando muchos no leen (o leemos) las bases a conciencia y se fían (nos fiamos) plenamente de que estas estén redactadas con buen criterio y valorando los derechos de los autores sobre sus obras. ¡Craso error!
Muchas veces las bases son abusivas exigiendo la cesión de los derechos de autor tanto de las fotos premiadas o finalistas como, muchas veces, de todas las fotos presentadas. Y no para la promoción del concurso, eso lo vería hasta bien, sino para fines económicos directamente en sus publicaciones e incluso para venderlas a terceros. El autor no percibirá ninguna compensación económica a cambio por hacer negocio con su obra y ni tan siquiera el derecho a pataleta, porque haber participado en un concurso con esas bases implica el haberlas aceptado previamente (no vale el decir que no se han leído detenidamente ni nada por el estilo).
Valga mi felicitación al equipo de AEFONA que se dedica a revisar y a asesorar en las normas de algunos concursos, llegando entre sus logros a conseguir que se modifiquen algunas bases e incluso a concienciar a los organizadores de tales eventos. No en vano en los concursos más importantes de fotografía de naturaleza a nivel estatal empieza a ser bien valorado llevar el sello que les acredita por tener unas bases dignas y justas y por ello ser recomendados por AEFONA.
Por suerte, en las redes sociales también se está produciendo este fenómeno de rechazo a este tipo de concursos con esas cláusulas abusivas y también a la defensa del trabajo digno de los fotógrafos profesionales, sometidos muchas veces a contratos y exigencias que si no son ilegales deberían serlo por no respetar los derechos de autor ni valorar su trabajo. Un buen ejemplo es el grupo STOP CLAUSULAS ABUSIVAS A LOS FOTÓGRAFOS creado por Tino Soriano del que AEFONA ya se hizo eco en su artículo https://www.aefona.org/noticias/280911/213 .
Se puede seguir a este grupo en Facebook en la dirección: http://www.facebook.com/groups/bastadeabusosconnuestrasfotos .
Espero y deseo que pronto la concienciación dé sus frutos y, si no erradicar, sí minimizar la proliferación de este tipo de concursística con otros intereses oscuros escondidos que no los de la propia belleza o arte de la fotografía y el mérito de su autor o autora por haber sido capaz no tan solo de captarlo técnicamente sino de transmitir su esencia.
Daniel Arenas
Socio núm: 0937