PROYECTO: Impacto de la luz y el vidrio en las aves migratorias en Nueva York
La población mundial se concentra en las grandes ciudades, que con la modernización cada vez están más iluminadas y con estructuras más reflectantes. La consecuencia de este imparable desarrollo es que cada año cuando las aves realizan su ruta migratoria hacia las zonas de cría en primavera y hacia las zonas de invernada en otoño colisionan con estas estructuras y acaban lesionándose o muriendo. La razón por la que colisionan es porque se sienten atraídas por la luz durante la noche, y al llegar el día, el cristal reflectante es invisible para ellas. En ocasiones, también se refleja los árboles cercanos, y son incapaces de discernir entre el árbol real y el reflejo. Este es un problema universal y cada vez más común.
Para el proyecto he elegido la ciudad de Nueva York y sus edificios porque es uno de los lugares más conocidos mundialmente y porque desgraciadamente es una de las ciudades en las que más colisiones se producen anualmente, superando las 200.000 aves cada año según los datos aportados por la sociedad de Audubon. El proyecto consiste en documentar fotográficamente las zonas donde se producen las colisiones, las especies de aves que colisionan, tanto fallecidas como heridas, y su posterior recuperación en el centro de rehabilitación de aves silvestres en la ciudad. Finalmente, este es un problema de conservación que tiene remedio, ya que existen nuevos cristales con una variedad de tratamientos para hacerlos visibles para las aves. Así en este proyecto también se fotografiarán las zonas que ya han implementado nuevos materiales para evitar las colisiones. Este es un proyecto madurado, avanzado y factible, ya que se cuenta con todo el equipo, trabajo previo, conocimientos y colaboraciones necesarias para llevarlo a cabo.
Situación de partida:
Cada año hasta un billón de aves muere por colisiones contra ventanas de edificios solamente en Estados Unidos, y las cifras van en aumento con el paso del tiempo El objetivo del proyecto es dar visibilidad y voz a una situación ecológica que puede ser fácilmente remediable a través de la implementación de nuevos materiales visibles para la avifauna y el apagado de las luces en los edificios que no están habitados.
Objetivos del proyecto:
- Evaluar y fotografiar las zonas y los edificios con alta probabilidad de colisión en la ciudad.
- Anotar y documentar fotográficamente las especies de aves que colisionan frecuentemente en los edificios claves de la ciudad.
- Documentar fotográficamente la labor del centro de rehabilitación de aves para el tratamiento, recuperación y puesta en libertad de las aves silvestres heridas.
- Documentar fotográficamente los edificios que ya tienen implementados materiales amigables con las aves en las distintas áreas de la ciudad.
- Presentación de documentación de datos y fotográfica durante charlas y presentaciones tanto a nivel nacional como internacional, incluyendo el congreso de AEFONA.
Acciones desarrolladas:
- Colaboración con científicos de NYC Audubon para el estudio previo de los edificios.
- Acuerdo de colaboración con el centro de rehabilitación Wild Bird Fund para poder completar el
reportaje fotográfico en sus instalaciones. - Recopilación de información sobre las zonas afectadas en el pasado.
- Búsqueda bibliográfica sobre el impacto del cristal reflectante en la migración de las aves
- Documentación fotográfica de edificios, especies de aves y tipos de materiales.
Resultados obtenidos actuales y futuros:
Actualmente ya se dispone de documentación sobre las zonas con alta probabilidad de colisión, tanto fotográfica como de datos científicos. También he realizado gran parte del trabajo de seguimiento y monitorización de las colisiones durante la migración, documentando las especies que más colisionan, tanto animales heridos como los que fallecen.
Quedaría por completar parte del trabajo en el centro de rehabilitación, así como fotografiar las zonas nuevas que ya han implementado materiales amigables con las aves en sus edificios.
Metodología desarrollada:
- A través de la aplicación BirdCast podemos predecir las noches en las que hay alta migración, ya que la mayoría de especies migran por la noche para poder ir a las zonas que estarán afectadas antes del amanecer en los picos de intensidad migratoria.
- Hemos estudiado previamente las zonas concretas y establecido conexiones con un grupo de voluntarios para que cada mañana antes del amanecer podamos ir a documentar las colisiones, anotar las especies (tanto fallecidas como heridas), y recoger a los que estén heridos.
- Después de monitorizar las colisiones, a partir de las 10 de la mañana, nos dirigiremos hacia el centro de rehabilitación al que llevaremos las aves heridas. Allí se documentará su labor.
Destinatarios del proyecto:
La mayor parte de la población del mundo se aglomera en ciudades. Y el impacto de los edificios en las rutas migratorias de las aves es un problema universal.
Los destinatarios del proyecto son el público en general, cualquier persona puede ayudar, o poner soluciones si algo similar está ocurriendo en su edificio o en su ciudad. Más concretamente, este proyecto también pretende llegar a los gobiernos tanto locales como estatales para hacer un cambio en la legislación que permita hacer las ciudades más amigables para la vida silvestre y apoyar a los promotores y constructores de nuevos edificios en la implementación de dichas infraestructuras.
Alianzas del proyecto:
Este proyecto va ligado a organizaciones conservacionistas como la Sociedad Nacional de Audubon, New York City Audubon y el centro de rehabilitación de vida silvestre Wild Bird Fund. Sin embargo, estas son organizaciones sin ánimo de lucro que no aportarán ninguna dotación económica al proyecto.
Biografía de Héctor Cordero
Nací en Coria, una localidad española al norte de Cáceres. Al crecer en una zona rural en el seno de una familia humilde desarrollé una admiración por la naturaleza, donde pasaba incontables horas observando el comportamiento de los animales. Ese constante contacto y pasión por la naturaleza me llevo a estudiar Biología cuando cumplí la mayoría de edad. Durante la carrera empecé a estudiar fotografía de manera autodidacta, y con los ingresos de mi primera beca de investigación, me compré la primera cámara réflex allá por el año 2009. Con ella empecé a documentar lo que veía, principalmente flora, para mis trabajos en la Facultad de Biología.
A lo largo de los últimos 13 años, he seguido formándome y evolucionando como científico y fotógrafo de naturaleza. Desde 2019 empecé a colaborar también con proyectos de conservación de aves en Estados Unidos, donde empecé a implementar mis habilidades y visión fotográfica como forma de concienciar sobre el impacto humano sobre la avifauna. En paralelo, como parte de compromiso para acercar la naturaleza a la gente en las ciudades, empecé a trabajar como educador y guía de aves bilingüe para varias organizaciones conservacionistas en Nueva York, donde también imparto tours y talleres de fotografía.
¿Qué significa para Héctor este premio?
Es para mí un orgullo y honor recibir el “Premio José Antonio Valverde a la Conservación de la Naturaleza”. Además de nuestra formación como biólogos y naturalistas, a José Antonio Valverde también me une un profundo amor y respeto por la naturaleza y un sentido incansable de lucha por intentar preservar las especies y sus preciados hábitats. Como fotógrafo de naturaleza también pienso que la fotografía es una herramienta evocadora y poderosa para mostrar no solo la belleza, pero también los retos que enfrenta nuestro planeta en sus distintos ecosistemas, los problemas ambientales y la acusada pérdida de biodiversidad.
Este premio significa mucho para mí, ya que es un reconocimiento al esfuerzo que llevo ya realizando varios años durante cada primavera y otoño de manera voluntaria para documentar científica y fotográficamente la problemática existente, así como concienciar sobre la necesidad de implantar soluciones amigables con las aves en los edificios. Es un reconocimiento al levantarse a las 4 de la mañana cada día con el objetivo fotografiar las colisiones que se producen antes y después del amanecer, donde una gran mayoría mueren de inmediato, y después transportar las que sobreviven al centro de rehabilitación de vida silvestre.
Aunque es un proyecto a nivel local en Nueva York, la problemática planteada es de un calado universal, por lo que espero que este proyecto también sirva de inspiración y motor de cambio para que cualquier persona que observe algo similar en su ciudad, pueblo o casa pueda también visibilizar y ayudar a cambiar una situación que es, ante todo, prevenible. Por último, me gustaría dar las gracias a todos los miembros de AEFONA porque sin ellos este premio no tendría lugar, y en especial a la junta directiva y al comité de conservación por este gran reconocimiento.
Mis felicitaciones a Héctor Cordero por el «Premio José Antonio Valverde a la Conservación de la Naturaleza” y a AEFONA por la gran labor que están realizando en favor de la Pachamama, Madre Naturaleza.
Desde Madrid un cordial saludo
Manuel Méndez Guerrero