Foto: Héctor Cordero
El proyecto de Héctor Cordero, galardonado con el Premio José Antonio Valverde a la conservación Invisible Killers, liderado por Héctor Cordero, aborda una problemática ambiental crítica: el impacto del vidrio y la contaminación lumínica en las aves migratorias. Este trabajo se centra en dos amenazas principales que enfrentan las aves durante sus desplazamientos estacionales, que a menudo pasan desapercibidas para el público general pero que tienen consecuencias devastadoras.
Foto: Héctor Cordero
Foto: Héctor Cordero
El vidrio, especialmente en entornos urbanos, se ha convertido en un obstáculo invisible pero mortal para las aves. Ventanas y fachadas reflejan el entorno natural o resultan transparentes, confundiendo a las aves, que no perciben la barrera y chocan con ellas. Estas colisiones causan la muerte de millones de aves cada año en todo el mundo, afectando particularmente a especies migratorias ya amenazadas por otros factores como la pérdida de hábitat.
Héctor Cordero no solo documenta estos incidentes, sino que también ofrece soluciones prácticas. Una de ellas es la implementación de vidrios diseñados específicamente para ser detectados por las aves, mediante patrones visuales visibles para su espectro de visión o películas protectoras que alteran el reflejo. Además, el proyecto busca incentivar políticas urbanas responsables, donde la arquitectura contemple la protección de la fauna.
Otro factor que aborda Invisible Killers es la contaminación lumínica, que desorienta a las aves durante sus migraciones nocturnas. Las luces artificiales, especialmente en grandes ciudades, alteran los patrones naturales de orientación de las aves, llevándolas a zonas peligrosas o agotándolas en su búsqueda de rutas adecuadas. El proyecto propone medidas como la regulación del alumbrado urbano, priorizando el apagado de luces durante los periodos críticos de migración.
Más allá de la denuncia, Invisible Killers se centra en la sensibilización. A través de su fotografía y de proyectos educativos, Héctor busca implicar a ciudadanos, empresas y autoridades en la protección de las aves. Este proyecto también incluye colaboraciones con centros de rehabilitación, en los que trabaja activamente para atender a aves lesionadas.
En resumen, Invisible Killers no solo visibiliza estas amenazas, sino que ofrece soluciones concretas y prácticas, promoviendo un cambio real hacia la coexistencia sostenible con la biodiversidad.
Héctor Cordero nació en Coria, una localidad española al norte de Cáceres. Al crecer en una zona rural en el seno de una familia humilde desarrollé una admiración por la naturaleza, donde pasaba incontables horas observando el comportamiento de los animales. Ese constante contacto y pasión por la naturaleza me llevo a estudiar Biología cuando cumplí la mayoría de edad. Durante la carrera empecé a estudiar fotografía de manera autodidacta, y con los ingresos de mi primera beca de investigación, me compré la primera cámara réflex allá por el año 2009. Con ella empecé a documentar lo que veía, principalmente flora, para mis trabajos en la Facultad de Biología.
A lo largo de los últimos 13 años, he seguido formándome y evolucionando como científico y fotógrafo de naturaleza. Desde 2019 empecé a colaborar también con proyectos de conservación de aves en Estados Unidos, donde empecé a implementar mis habilidades y visión fotográfica como forma de concienciar sobre el impacto humano sobre la avifauna. En paralelo, como parte de compromiso para acercar la naturaleza a la gente en las ciudades, empecé a trabajar como educador y guía de aves bilingüe para varias organizaciones conservacionistas en Nueva York, donde también imparto tours y talleres de fotografía.
Si quieres conocer un poco más aquí puedes leer la entrada de AEFONA cuando se le concedió el premio Jose Antonio Valverde a la Conservación
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.