Foto de Cecilio Romero
El viernes 15 de septiembre, varios miembros de AEFONA nos reunimos para compartir profesión o afición por la fotografía de naturaleza en Pola de Somiedo, hábitat indiscutible de nuestro protagonista.
Durante la tarde, fueron llegando algunos participantes al Hotel Alba del Castillo; allí nos pusimos cara y trazamos el plan para la salida del sábado, viendo que la meteorología nos iba a complicar el avistamiento.
A las ocho de la mañana, dimos comienzo a la actividad con la subida a Altos de Farrapona, pero la lluvia no nos dio tregua y tuvimos que esperar en el coche hasta que fue posible salir.
Justo al llegar al aparcamiento, nos enteramos de que en esa zona iban a festejar la Trashumancia, por lo que nos dimos prisa para bajar hasta el primero de los lagos de Saliencia. ¡Un verdadero espectáculo de la naturaleza!
Viendo el movimiento y ruido que había en el lugar, decidimos tomar otro camino donde encontrar al oso pardo; concretamente, buscábamos a una osa que fue vista por la zona en días anteriores con sus dos oseznos.
Tomamos dirección a La Peral, desde donde se podía avistar perfectamente en el mirador que se encuentra en la misma aldea.
Precisamente, uno de nuestros socios vive cerca del lugar y nos llevó a diferentes localizaciones, pero ese día la suerte no estuvo de nuestra parte y ni los rebecos salieron de su escondite…
Ya a mediodía, decidimos bajar a comer al pueblo, ya que las opciones de ver al oso a plena luz del día eran muy escasas.
Foto de Cecilio Romero
Foto de Lidia Queiruga
Tras un buen banquete en Pola de Somiedo, algunos decidimos hacer una caminata hasta el mirador del río Aguino, con la esperanza de ver algún buitre, ya que nos habían dicho que al final había una buitrera.
Tampoco hubo suerte…, por lo que volvimos al pueblo para dar comienzo a la charla organizada por la Fundación Oso Pardo (FOP) en el centro de interpretación del Parque Natural de Somiedo.
Guillermo Palomero, director de la FOP, fue el encargado de darnos esta charla, en la que nos enseñó cómo comportarnos en un territorio con osos, las distancias permitidas, la labor de la Fundación desde sus inicios y cómo mediar en los conflictos que van apareciendo con los humanos. ¡Su labor es intachable!
Fue un verdadero placer escuchar a Guillermo. Su manera de divulgar y dar información para todos los usuarios de montaña es fundamental para la conservación de esta especie.
Tras plantearle algunas preguntas sobre su trabajo diario, decidimos seguir el debate en la cena a la que fuimos invitados por la propia Fundación. ¡Momentos de buena sidra y buen queso asturiano!
Viendo nuestra frustración, Guillermo y Alicia, que pertenece a la patrulla del oso cantábrico oriental, decidieron quedarse y acompañarnos al día siguiente.
Foto de Lidia Queiruga
Foto de Lidia Queiruga
El domingo 17 nos levantamos a las seis de la mañana para estar arriba antes de las siete. Todavía en penumbra, bajamos a un descampado en el que días antes habían avistado a aquella osa con sus oseznos.
Un cadáver de toro acaparaba nuestra atención; en torno a él, diferentes especies de aves venían a buscar su desayuno.
Tras casi tres horas de espera y viendo que aparecía el sol pero no la osa, tomamos la decisión de dar fin al avistamiento y bajar a buscar un merecido café.
Disfrutamos del desayuno y planteamos la próxima salida para primavera. Esta vez no pudo ser, así es la fauna salvaje y la naturaleza… ¡No vimos al oso, pero estuvimos en un paraje impresionante! Yo, personalmente, no conocía el lugar y, sin duda, me apuntaré a la salida que se planteará para primavera.
Muchas gracias a la Fundación Oso Pardo, por el cariño con el que fuimos tratados, por la información, la cena y la compañía.
Seguiremos trabajando por la conservación de nuestras especies.